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¡Hay que atreverse!

Actualizado: 7 mar 2019



Por: Lucero Robles Álvarez


Cuando era niña pensaba: Quizás, lo que estoy haciendo en este momento y lo que estoy pensando, generan tal energía, que aunque no lo vea, tiene efecto y se refleja en alguna otra parte del mundo.


En efecto, todo lo que hacemos, es parte de un plan divino. Algo que a mayor o menor escala deja huellas. Somos producto directo de la energía que producimos con nuestros pensamientos y acciones. De ahí, en parte, el poder de la atracción. Causa y efecto.

El ajetreo diario probablemente no nos permita percibir claramente estos cambios. Los pequeños detalles. Esas cosas que tal vez sean un indicio, una guía, una señal que nos indica que vamos por el camino correcto y que lo que hacemos cuenta e impacta a otras personas.


Es menester de cada ser humano, luchar por sus sueños y procurar, en la medida de lo posible, tener una vida productiva. Por eso, aveces, aquello que para nosotros es ley de vida y parte de nuestro día a día, el esfuerzo cotidiano, no nos resulta relevante hasta que nos damos cuenta de que eso qué hacemos, motiva e inspira a otras personas.

El pasado fin de semana, como es usual, nos fuimos de jangueo con amigos y familia. Gracias a ellos, precisamente, siempre nos brindan la oportunidad de interpretar par de canciones y compartir.


Como buena boricua, desde que empieza la música uno no puede dejar de bailar. Así que empezamos y al poco tiempo, un caballero en su silla de ruedas cruzó la pista y bailamos. Fue emocionante ver a otra persona en silla de ruedas que se pompeara y se atreviera bailar también.


Al despedirse, me contó que había acudido a aquel lugar junto a su familia para distraerse ya que llevaba tiempo pasando por una depresión, pues su discapacidad fue adquirida a raíz de un accidente. Sus palabras fueron: Gracias, por bailar conmigo y por hacer lo que haces. Yo estuve pasando por una depresión y al verte, caigo en cuenta de que sí se puede. Le contesté al caballero: ¡Hay que arar con los bueyes que nos dan!, es decir, hay que hacer lo que se puede con lo que se tiene¡


Esta experiencia, me hizo recordar otro momento significativo, desde que comenzamos a cantar. Recibimos una llamada desde los Estados Unidos. Una joven muy amable que había visto videos que subimos a YouTube y había llamado para felicitarnos. Me cuenta, que al igual que yo, tiene diversidad funcional, que siempre le había gustado cantar y que no se había atrevido a hacerlo. Mi consejo fue: Es qué hay que atreverse. Atreverse a hacer la diferencia y pensar más allá de esos supuestos "límites que tenemos". Atreverse a soñar, a crear y a procurar, en la medida de lo posible, que las cosas pasen.

¡Somos la causa de nuestros efectos!


Nunca permitas que las circunstancias en el exterior, contengan la ilimitada fuerza de tu espíritu soñador.

Y sí, este ideal es algo que también me tengo que aplicar pero me encanta compartir con ustedes estos pensamientos ya que se convierten en parte de mi proceso de introspección y reflexión. Un espacio para detenerse, reflexionar y continuar con mucho más optimismo. Así que


¡Adelante siempre!



Presentación en ENCAMINADA 2015
Presentación en ENCAMINADA 2015

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