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Desde que descubrí que tengo dos pies.

Actualizado: 22 oct 2019




Mi madre es la persona más importante en mi vida. Ha creído en mí, desde antes de nacer. Siempre me motivó a vivir una vida plena y a atreverme a intentar y enfrentar cada reto.


Tenía 5 o 6 años de edad más o menos y en la comunidad donde vivíamos se había organizado un certamen de talento "Talent Show", para escoger a la Reina de los Corazones. Todas las madres inscribiendo a sus niñas para que participaran y por supuesto, la mía no fue la excepción.


Mami me pregunta ¿y tú vas a participar? Le contesto que no. Mami me pregunta ¿porque? Y le digo que no iba a participar porque las otras niñas tenían dos pies y yo no. De hecho, sí tengo mis dos pies chiquitos y gorditos. Esa fue mi inocente forma de decir que no quería participar porque las otras niñas caminaban y yo no.


Luego de que mi madre me convenciera, nos dimos a la tarea de buscar ideas para la presentación. Desde pequeña, siempre me la pasaba cantando en inglés. Cantando fue que aprendí el idioma. Tenía un cassette de la serie animada Jen y los Hologramas, uff y ya con esto me delato la edad, porque Jen estaba de moda en la década de los ochenta. Prácticamente tenía ese casete quemado. Así que me tocó audicionar frente a mi mamá.


El día del concurso, todas estábamos nerviosas. Cada quien realizó su presentación. Cuando me tocó el turno, empecé con timidez, al igual que las otras niñas, pero como soy presenta o como diría una de mis mejores amigas "aprontá". Poco a poco la timidez se fue quedando a tras. Canté y bailé en mi sillita de ruedas. Ganamos el concurso quedando en primer lugar y obteniendo el título de Reyna de los Corazones.



Así mismo, esta experiencia y muchas otras que llegaron posteriormente, de la mano de mi madre, me enseñaron una gran lección y es que "Sí, tengo dos pies", pero no se necesitan dos pies para lograr lo que quieras en la vida. Lo que importa es intentarlo, atreverte a enfrentarlo todo y a poner todo el corazón y tu esfuerzo en todo lo que hagas. A defender y luchar por lo que quieres y por lo que crees. La familia es el motor más sagrado. Son esos seres que siempre estarán contigo a lo largo de la vida. Tus cómplices, tus consejeros y tu guía.


Gracias Mom, por enseñarme que yo si puedo, por no dejarme caer, por estar ahí siempre y por mostrarme que Sí, tengo dos pies.

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